Cuando las circunstancias abruman, quizás lo más sencillo que podemos hacer sea tirar la toalla, 😥 pero aunque esto sea lo más viable –o hablando claro: lo que nos provoque al momento– no quiere decir que sea lo más acertado. 😕
.
El propósito de la adversidad no es destruirte, tampoco aniquilar tus sueños o desanimarte; estas son simples estrategias para lograr el objetivo principal: apagar tu fe. 😳 Cuando nos cansamos, nuestra fe mengua; entonces llega el desánimo, el pesimismo, la resignación, la desesperanza, y todas esas influencias que nos llevan a renunciar a eso por lo que tanto habíamos luchado hasta el momento. 😞
.
No en vano, Pablo comparó la fe con una buena batalla, también se refirió a ella como una carrera que completó (2 Timoteo 4:7). Porque en una batalla, el que retrocede, pierde; y en una carrera, más que ganar, lo importante es avanzar a paso firme hacia la meta para que no te descalifiquen. 🙇
.
Entonces, ¿qué hacer cuándo se te enfría la fe y el desespero abruma? 💭Aprende a descansar en Jesús. ¿Cómo? Volviendo a la cruz, a su presencia y a su palabra, donde tu alma recargará las energías que necesita para repotenciar esa fe que había menguado. ☺✨
.
Cuando Jesús invitó a todos aquellos que estuviesen cansados a venir a él, prometiéndoles descanso, lo dijo en serio. ☝ Y no, no se refería a que haría desaparecer la tormenta, más bien es una oferta de refugio que te lleva a caminar en plena confianza en medio del caos. ¿La razón? ¡Simple! Porque TODO lo puedes en Cristo, quien te fortalece. 💖
Comentarios
Publicar un comentario