Cuando las circunstancias abruman, quizás lo más sencillo que podemos hacer sea tirar la toalla, 😥 pero aunque esto sea lo más viable –o hablando claro: lo que nos provoque al momento– no quiere decir que sea lo más acertado. 😕 . El propósito de la adversidad no es destruirte, tampoco aniquilar tus sueños o desanimarte; estas son simples estrategias para lograr el objetivo principal: apagar tu fe. 😳 Cuando nos cansamos, nuestra fe mengua; entonces llega el desánimo, el pesimi smo, la resignación, la desesperanza, y todas esas influencias que nos llevan a renunciar a eso por lo que tanto habíamos luchado hasta el momento. 😞 . No en vano, Pablo comparó la fe con una buena batalla, también se refirió a ella como una carrera que completó (2 Timoteo 4:7). Porque en una batalla, el que retrocede, pierde; y en una carrera, más que ganar, lo importante es avanzar a paso firme hacia la meta para que no te descalifiquen. 🙇 . Entonces, ¿qué hacer cuándo se te enfría la fe y el des
Muchos de nosotros tenemos posesiones de gran valor monetario o sentimental, que guardamos en un lugar secreto y seguro para impedir que alguien lo tome o que se dañe… Pero, ¿Hacemos lo mismo con nuestra mente y corazón? ¿Mostramos el mismo esfuerzo para proteger y asegurar nuestra relación con Dios? Si bien nos esforzamos para cuidar esas posesiones valiosas, así también debemos cuidar nuestra vida espiritual de aquel ladrón (satanás) que no sólo quiere arrebatarnos cosas o personas de nuestra vida, sino que desea vernos destruidos. Ante la amenaza constante del enemigo, debemos ser sabios y oír el consejo de Dios sobre el cuidado que debemos tener. Cuida tu corazón “Sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque este determina el rumbo de tu vida.” Proverbios 4:23 (NTV) No permitas que las circunstancias adversas llenen tu corazón de tristeza, resentimiento, amargura, orgullo, etc. Cuida tus palabras “El que guarda su boca guarda su alma; Mas el que mucho abre sus labi